Más de uno puede confundir agricultura ecológica con biodinámica. Sin embargo, ésta última supone un paso más allá de la primera, ya que respeta las Leyes de la Naturaleza que seguían nuestros ancestros, reduciendo la actividad humana al mínimo. Los principios de la biodinámica se inspiran en la antroposofía, o ciencia de la libertad, por parte de Rudolf Steiner. “Volvemos a adquirir la facultad de cultivar con la intuición y sabiduría que tenían las generaciones anteriores, pero con mayores conocimientos de los procesos y leyes naturales y con el apoyo puntual de la tecnología”, resume Jerôme Bougnaud, enólogo y director técnico de Quinta Sardonia, integrada en el Grupo Terras Gauda.
La agricultura ecológica es “un paso previo a la biodinámica”. Así lo ve Joan Rubió, enólogo y director técnico de Caves Recaredo, una bodega acreditada como biodinámica por Demeter Internacional, situada en el municipio de Sant Sadurní d’Anoia (Cataluña). Aunque la primera no emplea productos de síntesis, según Rubió, todavía se basa en la idea de combatir la plaga mediante el uso de elementos tradicionales. Por ejemplo, los derivados del cobre y el azufre. “En la biodinámica, se concibe la tierra como un ser vivo más y se fomenta la vida en los viñedos con el fin de mantener el equilibrio de las cadenas tróficas y evitar la presencia de posibles desequilibrios que se puedan traducir en enfermedades”, sintetiza.