A principios del año 2009, Pere Escolar, ingeniero técnico industrial, pasaba a engrosar las filas del Grupo Codorníu como director de Producción y Operaciones, el primero en la historia de la compañía ajeno a la familia Raventós. Tan solo unos meses después, se empezaba a trabajar en el desarrollo de una botella de cava más ligera, algo inédito en el sector. “De manera directa, logramos reducir un 11% las emisiones generadas por nuestros proveedores para la fabricación de una botella”, explica. Desde entonces, Grupo Codorníu ha emprendido políticas sostenibles pioneras, como el cálculo de la huella de carbono para su cava Anna, primer espumoso del mundo en ser acreditado así por una consultora independiente. Si bien reconoce la repercusión que estos premios tienen en la opinión pública, el mayor logro para Escolar es desplegar esta visión de mejora medioambiental entre el personal del grupo bodeguero. Y así nos lo asegura en esta entrevista para Interempresas.